PROBLRMATICAS EDUCATIVAS

 ¿Qué cambiaría en la forma en que actualmente se enseña a los estudiantes? El maestro de primaria no lo piensa dos veces y lanza una respuesta contundente, pero a la vez respetuosa -tanto para sus alumnos como para sus colegas de Latinoamérica.

“Nos tenemos que preguntar realmente si nuestras prácticas educativas les están siendo útiles a nuestros estudiantes, y si estamos educando para la sociedad en la cual cada uno de ellos será protagonista activo”, dice Darío Greni, docente de la Escuela Rural N° 88 en Uruguay y finalista del Global Teacher Prize de la Fundación Varkey.

Ya en 2019, antes de la pandemia, se vivía una profunda crisis de aprendizaje: el 53% de los niños que terminaban la escuela primaria en América Latina y el Caribe no podía leer ni entender un texto simple. Hoy, luego del cierre de las escuelas por el equivalente a casi dos años académicos, se estima que ese porcentaje ha aumentado al 64% en toda la región.

Estos datos confirman una realidad en las escuelas latinoamericanas: la mayor parte de los niños va a clases, pero los problemas de calidad son tales que efectivamente no tienen las competencias fundamentales, según afirma Jaime Saavedra, director global de educación para el Banco Mundial. Y agrega que, si bien la lectura no es la única competencia importante, si los niños no logran alcanzar las competencias básicas es muy difícil alcanzar otras metas educativas.

Calidad educativa antes y después de la pandemia

Las aulas de América Latina y el Caribe se cerraron al comienzo de la pandemia en un contexto complejo. Siendo el cierre una decisión de política sin bases sólidas sobre las consecuencias que podría tener, casi dos años después se ha visto que los beneficios de salud pública no justificarán el costo altísimo que pagarán los estudiantes, de acuerdo con un análisis realizado por el Banco Mundial.

La región ha tenido el segundo cierre más prolongado del mundo. Aunque a lo largo y ancho se hicieron esfuerzos loables de aprendizaje remoto, dadas las bajas tasas de conectividad en América Latina, la importancia de la relación alumno-docente, y la diversidad de contextos, se ha comprobado que la efectividad del aprendizaje remoto, tanto en la región como en el resto del mundo, ha sido bastante baja y heterogénea durante la pandemia, según Saavedra.

Aparte del menoscabo del aprendizaje, hay otros impactos importantes que afectarán a la recuperación de los alumnos pospandemia. Se estima, por ejemplo, que 24 millones de estudiantes adicionales abandonarán el sistema escolar a nivel global. De la misma forma, aquellos que actualmente asisten a la escuela verán un 12% de reducción en sus ingresos anuales durante toda su vida, que equivale a $2.3 trillones de dólares en costos económicos agregados en América Latina.
Es preocupante también que las menores tasas educativas lleven a una menor participación en las instituciones políticas y sociales además de mayor delincuencia y violencia.

Pero la mayor catástrofe, sin duda, es la desigualdad, especialmente en una región como América Latina que, según algunos indicadores, es la más desigual del mundo.

La pandemia aumentó las desigualdades educativas drásticamente. Si los alumnos simplemente vuelven a escuelas que no están adaptadas a sus necesidades pospandemia, las brechas seguirán aumentando.

Es este contexto desalentador que lleva a Saavedra a afirmar, sin recelo, que América Latina y el Caribe está atravesando por la peor crisis educativa de los últimos 100 años.

Acelerar el aprendizaje de calidad para recuperar el tiempo perdido

“Una de las primeras cosas que tenemos que cambiar es asegurarnos de que todos los estudiantes reciban una educación de calidad y equitativa”, afirma Keishia Thorpe, también maestra, pero en Maryland, Estados Unidos, y ganadora del premio Global Teacher Prize 2021.

Esto puede convertirse en realidad si se presta especial atención al gasto en educación a nivel regional, que ha tenido una tendencia decreciente en los últimos 10 años. Es urgente invertir más y mejor a través de compras públicas, reducción de la corrupción, establecimiento de presupuestos educativos por resultados, aumento de la meritocracia, entre otros.
Para recuperar y acelerar el aprendizaje hay que tener en cuenta ciertas actividades a futuro:

  • Reinscribir y retener a todos en la escuela a través de la vacunación, reapertura segura, campañas de reinscripción, e identificación de alumnos en riesgo.
  • Analizar los niveles de aprendizaje usando evaluaciones nacionales, subnacionales, y en el aula, así como estrategias informadas en los resultados de las evaluaciones.
  • Priorizar las competencias fundamentales (habilidades alfanuméricas y socioemocionales) para cerrar las brechas de conocimiento.
  • Implementar programas de nivelación y recuperación, es decir, guiarse no solo por lo que dice el currículo sino por lo que necesitan los estudiantes y docentes para cumplir las metas de aprendizaje.
  • Desarrollar la salud y el bienestar psicosocial y emocional del docente para fortalecer su resiliencia y la del estudiantado.

A pesar de la diferencia de contextos en que los alumnos de Thorpe y Greni van a la escuela, ambos maestros coinciden en la importancia del aprendizaje socioemocional, sobre todo, tras la pandemia. Ella indica que, pese a la creencia popular, la calidad de la educación no solo se centra en un buen plan de estudios, sino en la formación de los maestros, en la integración de prácticas culturalmente relevantes y aprendizajes socioemocionales.

“El tema de las emociones ha llegado ahora más que nunca a nuestras escuelas y es algo fundamental que tenemos que trabajar con los niños, pero también con los docentes” concluye Greni.











En Guatemala la educación es impartida por dos sectores: el sector público o estatal, a través de las escuelas oficiales del Ministerio de Educación, y el sector particular o privado (incluyendo a los Institutos Básicos por Cooperativa que surgieron a partir de 1979).







Esta es una estructura funcional que ha permanecido invariable durante décadas. Especialmente porque la presión por mejorar el sistema educativo sólo ha sido abordada de manera reciente. Posiblemente el análisis más enfático sobre los problemas educativos de Guatemala surge posterior a la proclamación de la Declaración Mundial de Educación para Todos, realizada en Tailandia en el año 1990 (ITEPT, 1998).

Guatemala enfrente serios problemas en educacion

Este análisis de carácter internacional propició entre 1991 y 1992 la formulación de un Plan Nacional de Acción de Educación para Todos, el cual en su parte introductoria solicitaba esfuerzos destinados a causar impactos cuantitativos y cualitativos en la educación en Guatemala, que en ese entonces se definió como un proceso en condiciones de pobreza y de marginalidad social.

En efecto, al año 1990 todo el sistema educativo respondía a contenidos impartidos en español y con una baja cobertura, sin tomar en cuenta que de forma legal ya se reconocían las características de una sociedad multiétnica, pluricultural y multilingüe (Constitución Política de la República de Guatemala, Artículo 66).

En la práctica de la educación no se contemplaban acciones específicas de apoyo a la educación de menores con discapacidad o con problemas de aprendizaje, una muy baja cobertura en el aprestamiento preescolar, escasa capacitación docente y en algunos lugares nula, ya que hasta 1989 se había creado un Sistema Nacional de Mejoramiento de los Recursos Humanos.

El enfoque de la educación estaba centrado en el nivel primario y sin embargo las tasas de cobertura eran muy bajas. Esto a pesar de ciertos preceptos legales. En la Constitución Política de la República de Guatemala, la Sección Cuarta del Capítulo II -Derechos Sociales-, del Título II –Derechos Humanos-, está establecido que la educación pre-primaria, primaria y básica es un derecho y una obligación para los habitantes del país (artículo 74). Es obligación del estado proporcionar y facilitar la educación a sus habitantes sin discriminación alguna, (artículo 71), y ordena que la administración de la misma sea descentralizada y regionalizada (artículo 76).

Una breve revisión a los datos que guarda el Anuario Estadístico del Ministerio de Educación,  informa que en 1993 el MINEDUC recibió una aportación financiera de 789.3 millones de quetzales (una porción del PIB que no superaba el 1.2%), de los cuales el 50.4% se orientó al nivel primario. En ese mismo año, según el Anuario Estadístico,  se logró una tasa de atención en el nivel pre-primario de 31%, lo que indica que de cada 100 niños en edad para estudiar la educación preprimaria sólo 31 lo estaban haciendo. La tasa de atención en el nivel primario era de 68% y en el nivel básico 18%. El nivel diversificado tuvo una cobertura de 12%, servicio altamente concentrado en la ciudad capital.

En 1993 con una población nacional de 9.5 millones de habitantes, el índice de analfabetismo a nivel nacional era de 58.1% mientras que para ese año, el Comité Nacional de Alfabetización atendió únicamente a 6,483 alfabetizandos (CONALFA, 1994). En 1990 se inició el programa de educación bilingüe, con resultados para 1993 de 25,281 estudiantes atendidos. No obstante el panorama planteado tenía problemas de calidad muy marcados. La tasa de promoción a nivel general rondaba el 79%, con una deserción del 10% y una población docente de 46,148 maestros.

Es por esta razón que las publicaciones que refieren los resultados de la Educación únicamente se enfocan en el análisis de la inscripción, porque no resulta alentador informar que de cada mil niños que ingresaban al sistema escolar, únicamente 200 salían del sexto grado de primaria. Los programas y metas tuvieron resultados poco relevantes hasta 1995, periodo en el que se puede decir que la situación se mantuvo invariable.













A pesar de la extendida creencia que el bullying se da con más frecuencia en centros escolares situados en las zonas y barrios más desfavorecidas desde un punto de vista socio económico, lo cierto es que el acoso escolar no hace distinciones sociales, ni de sexo. Centrándonos en las consecuencias, la más evidente es la disminución del rendimiento escolar, debido a un cambio en el comportamiento habitual de los chicos. Este efecto negativo afecta tanto a la víctima como al acosador, y a veces también a los escolares que favorecen estos actos jaleando y animando las acciones o con una actitud totalmente pasiva.

Consecuencias del acoso escolar para la víctima

Por desgracia, quien se lleva la peor parte en las situaciones de acoso escolar son, lógicamente, la persona más débil o en condición de inferioridad: nos referimos a las víctimas.

Estas son los principales efectos negativos del bullying en los niños y niñas que lo sufren:

  • Baja autoestima.
  • Actitudes pasivas.
  • Trastornos emocionales.
  • Problemas psicosomáticos.
  • Depresión, ansiedad y pensamientos suicidas.
  • Pérdida de interés por los estudios, lo que puede desencadenar en un menor rendimiento y fracaso escolar.
  • Aparición de trastornos fóbicos.
  • Sentimientos de culpabilidad.
  • Alteraciones de la conducta: intromisión, introversión, timidez, aislamiento social y soledad.
  • Problemas en las relaciones sociales y familiares.
  • Baja satisfacción familiar.
  • Baja responsabilidad, actividad y eficacia.
  • Síndrome de estrés postraumático.
  • Rechazo a la escuela.
  • Manifestaciones neuróticas y de ira.
  • Faltas de asistencia a la escuela e incluso abandono de los estudios.

En casos extremos, el acoso escolar ha conducido al suicidio a algunas víctimas y sus perniciosos efectos para la salud física, mental y emocional del individuo pueden llegar a cronificarse, acompañando a la víctima durante toda su vida.

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Efectos del acoso escolar en el agresor

Pese a que no les provoca un sufrimiento directo, como ocurre con las víctimas, algunos estudios indican que los acosadores pueden encontrarse en la antesala de las conductas delictivas.  Aunque resulte paradójico, con su execrable actitud los acosadores consigue frecuentemente la aprobación y hasta la admiración de algunos de sus compañeros, lo cual les hacen reforzar sus actitudes intimidatorias al lograr, al menos momentáneamente, el éxito con las mismas.

Este patrón de comportamiento tiene las siguientes consecuencias:

  • Falta de control.
  • Actitud violenta, irritable, impulsiva e intolerante.
  • Muestras de autoridad exagerada.
  • Imposición de sus puntos de vista y consecución de sus objetivos mediante la fuerza y la amenaza.
  • Relaciones sociales y familiares problemáticas.
  • Pérdida de interés por los estudios y fracaso escolar.

Las consecuencias para la masa silenciosa, los chicos y chicas que mantienen una actitud condescendiente con el acoso y pasiva ante el sufrimiento ajeno, no son tan evidentes. Sin embargo, pueden pro


vocar en los  sujetos pasivos la  sensación o convencimiento de que no se puede o que es 




¿Cuáles son los problemas que más te preocupan de nuestra educación actual? Me gustaría compartir contigo los 10 que más me preocupan a mi (aunque a este listado podríamos añadir algunos más):

1. El elevado índice de fracaso y abandono escolar así como el nivel de paro juvenil. Tremendo.

2. Los resultados de nuestro país en las pruebas internacionales que evidencian que hace falta un cambio, una transformación profunda de nuestro sistema educativo

3. Las continuas reformas educativas por parte de los políticos de turno. Como bien afirma Richard Gerver “los Gobiernos no tienen el valor necesario para comprender que el futuro no es una serie de continuas reformas, pequeños ajustes y nuevas políticas. Se trata de emprender una transformación radical”.

 4. Nuestro sistema condena el error y no lo aprovecha como una oportunidad de aprender y crecer.

5. La desconfianza de la administración hacia los profesionales de la educación. Como destaca Ken Robinson: “la educación no sucede en las salas de comités de nuestros edificios legislativos sino en salones de clases y escuelas, y las personas involucradas son los maestros y alumnos, y si se quita su criterio, deja de funcionar. Hay que devolvérselo a la comunidad educativa”.

 6. El sistema no se adapta a la diversidad sino a la conformidad, no se individualiza la enseñanza y el aprendizaje de nuestros alumnos.

7. Existe un recelo y una desconfianza mutua entre familias y profesorado. Necesitamos formar un auténtico EQUIPO educativo de calidad. No podemos perder el tiempo en competir, necesitamos compartir.

8. Una excesiva politización de la educación a todos los niveles (sindicatos de profesores, AMPAS, etc.). Como afirma R. Gerver “tenemos que limitar el control que tienen los políticos para que los educadores puedan educar y los niños puedan aprender de una forma centrada exclusivamente en los jóvenes y en el desarrollo de su potencial”. Que nuestros políticos empiecen a preocuparse más por las generaciones futuras y menos por las próximas elecciones.

 9. La educación actual no fomenta la creatividad y la curiosidad sino que más bien la reprimen y anulan.

10. Seguimos sin emprender una auténtica transformación de la educación, esperando a que “alguien lo haga por nosotros”. No podemos olvidar que TODOS podemos aportar nuestro granito de arena a este CAMBIO EDUCATIVO.








1. Brecha entre ricos y pobres versus movilidad social

La brecha entre ricos y pobres está aumentando, y se están intensificando los grupos con privilegios extremos, así como aquellos que sufren privaciones extremas.

Esta desigualdad se refleja en las escuelas. En los países de la OCDE, el 10% más rico tiene ingresos 10 veces mayores que el 10% más pobre.







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